Las novedades respecto a la legislación inmobiliaria y la inestable situación del alquiler hacen sonar de nuevo algunos términos comunes como el de la cláusula suelo, que suscita ciertas dudas entre muchos particulares. Es posible que no sepas lo que es exactamente la cláusula suelo o qué debes hacer si tu hipoteca la tiene, así que aclararemos estos puntos y definiremos el significado de este término.
De qué hablamos cuando nos referimos a la cláusula suelo
Es muy común en España acudir a las hipotecas para realizar compras cuantiosas cómo las de viviendas, coches u otro tipo de propiedades, pero existen muchos detalles de estos contratos que no conocemos demasiado bien o que resultan confusos para los usuarios.
Una gran parte de las hipotecas en nuestro país están referenciadas al euríbor. Se trata de una tasa de intereses que se estiman a nivel europeo y que están en constante movimiento. Cuando una entidad bancaria decide conceder un crédito es muy común que exija en la devolución del la financiación el pago de ese euríbor, más un diferencial. Esto significa que un préstamo a euríbor +1 lleva consigo los intereses del euríbor y un punto extra. Los intereses del euríbor que mencionamos se revisan anualmente, y se actualizan según la cotización en cada momento.
Ante esta situación de movimientos financieros y constante fluctuación del euríbor, multitud de hipotecas han incluido las llamadas cláusulas de suelo y cláusulas de techo. Esto implica que la entidad bancaria pertinente incluye en el contrato de la hipoteca un tope máximo sobre el que los intereses no crecerán aunque el euríbor esté por encima (cláusula techo) y un tope bajo el que los intereses nunca se podrán reducir (cláusula suelo).
Los interrogantes alrededor de la cláusula suelo
En el contexto de hace una década, el euríbor llegó a alcanzar su máximo. En la época del verano del año 2008 superó el 5%, lo que significa que en las hipotecas firmadas con el anteriormente mencionado euríbor +1 los deudores pagarían más del 6% de los intereses en el momento de la devolución. Esto no debería ser un problema si la cláusula techo estuviera activa, pero esta a penas se llegó a introducir y en los casos en los que se incluyó se colocó en una media del 13%.
A partir del siguiente año el euríbor experimentó una gran caída, pero muchos de los deudores no vieron reflejada esta bajada en sus cuotas. El motivo de esto es que los contratos con cláusula suelo sí se activaron en ese momento, y pese a que el euríbor se situó en niveles tan bajos como hasta el 1%, las limitaciones estaban fijadas normalmente en un 2% o 3%, porcentajes bastante sencillos de alcanzar en comparación con los niveles presentados como tope en la cláusula techo.
Las demandas tramitadas con la bajada del euríbor
A partir de esta caída del euríbor surgida desde el año 2009 aproximadamente, muchos deudores empezaron a percatarse de que sus hipotecas no bajaban al mismo nivel y descubrieron la existencia de una cláusula suelo en sus contratos. En ese momento, los hipotecados comenzaron a tramitar denuncias a sus entidades bancarias ya que se evidenció que desconocían estas cláusulas en sus contratos y la gran diferencia que mostraban la cláusula suelo y la cláusula techo en sus topes.
Puesto que la cantidad de deudores fue bastante elevada y las denuncias se realizaron a miles, se empezaron a crear diferentes despachos y asociaciones con el fin de organizar la situación.
Se obtuvo una primera respuesta por parte del Tribunal Supremo en el año 2013, que declaró nulas las cláusulas de los contratos considerados poco transparentes ejecutados por diversas entidades bancarias, y se sucedieron más resoluciones en la misma línea de razonamiento. En el año 2016 se declararon nulas todas las cláusulas de 40 entidades y cajas, resolución apoyada en la doctrina del Tribunal Supremo. Este procedimiento se ejecuto a través de una macrodemanda de un conjunto de unos 15 mil afectados a través de una asociación.
Actualmente las personas que tienen una cláusula suelo cuentan con todo ese camino recorrido y con algunas entidades especializadas en la tramitación de estas reclamaciones. Las asociaciones y despachos pueden asesorar a los usuarios sobre sus posibilidades, y todavía se tramitan reclamaciones referentes a estos casos.